LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA AMENAZA LOS OCÉANOS

Cuando hablamos de contaminación en los océanos, nos vienen a la mente toneladas de plástico, playas repletas de botellas y más basura… Pero, ¿sabías que la contaminación acústica también afecta a los océanos?

Este tipo de contaminación no es tan evidente para el ojo humano, pero es un grave peligro. Se trata de la contaminación acústica en los mares. Un enemigo invisible que genera desequilibrios en los ecosistemas marinos.

El ruido rompe el equilibrio

Los usos y prácticas que desarrollamos los humanos en los océanos están rompiendo el equilibrio de los ecosistemas por la cantidad de ruido que generan. Expertos como el biólogo marino francés Michel André, investigador del Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas de la Universidad Politécnica de Cataluña, han identificado 3 fuentes principales de este contaminante sonoro: el ruido de las naves, la exploración petrolera y de gas y el sonar militar.

“El océano es un medio acústico. El sonido se propaga mucho más rápido en el agua que en el aire y toda la fauna marina ha evolucionado para comunicarse de una forma concreta”- Susannah Buchan, oceanógrafa británica.

Los grandes buques de carga internacional, los superpetroleros y los barcos de crucero turísticos, están las 24 horas en constante movimiento, produciendo ruidos con sus motores, hélices, generadores y resto de maquinaria. La mayoría de estos ruidos dominan rangos de frecuencia de entre 20 y 300Hz, el mismo rango utilizado por muchas especies de ballenas para comunicarse. Esto dificulta su comunicación y el distinguir los ruidos naturales con los mecánicos, provocando accidentes como colisiones contra las naves, una de las principales causas de muertes de ballenas en el mundo.

A pesar de que las ballenas son los animales marinos que más sufren por el ruido, se ha comprobado que otros mamíferos como los delfines y hasta los crustáceos y peces se ven afectados por ello.

“Las ballenas son especies con bioindicadores que muestran cambios en el medioambiente. También son especies fertilizadoras de océanos y que mitigan el cambio climático. No nos podemos dar el lujo de perder estas poblaciones en términos medioambientales.

Cuando estos ruidos son muy constantes, incluso si son en frecuencias bajas, pueden provocar que peces y algunas especies de ballenas y mamíferos marinos abandonen sus hábitats confundidos y tratando de huir del molesto e incesante sonido, provocando estrés y muchas veces encallamientos.

Cambios en animales marinos

A pesar que todavía se están estudiando las consecuencias de la contaminación auditiva, ya se han detectado interesantes cambios en los comportamientos de ciertas especies de peces y cetáceos. Según Robert Dziak, investigador de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos, las ballenas azules podrían estar cambiando la frecuencia y el tono de sus cantos para poder comunicarse mejor en medio del ruido que produce en el mar las hélices y los motores de las embarcaciones.

En un principio se creía que las ballenas barbadas creaban sus cantos soplando aire en las cámaras de resonancia en su interior, lo que significaba que el tono dependía del tamaño del mamífero y no podía cambiarlo. No obstante, aseguran que las ballenas en realidad soplan aire en sus cuerdas vocales y pueden cambiar la frecuencia a su antojo, soplando más lento o más rápido.

Para los científicos, estos resultados ponen de relieve la necesidad de controlar el ruido artificial en los océanos. Esto es un llamado para que todos nos preocupemos más y intentemos incentivar a los gobiernos para regular las prácticas humanas en los océanos y así reducir el daño que este enemigo invisible causa en los mares.

Surfer Rule
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