EL ORIGEN DE LA BASURA DEL MAR

Cada año acaban en los mares y océanos ocho millones de toneladas de basura, lo que equivale al peso de ochocientas Torre Eiffel y lo que permitiría cubrir 34 veces la isla de Manhattan, como ha advertido Greenpeace en su dossier “Plástico en los océanos”. Estos datos muestran el gravísimo problema al que nos enfrentamos y, por ello, en este artículo vamos a tratar de analizar qué tipo de basura llega al mar, su procedencia y mostrar que lo que vemos en nuestras playas es solo la punta del iceberg. 

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Texto e imágenes de Oscar García, fundador de Coge3, movimiento social que pretende mantener limpias nuestras playas y proyectarlo a todos los deportes al aire libre. Conoce más sobre la iniciativa de Coge 3 a través de sus Redes Sociales: Facebook, Twitter, Instagram, Youtube y Vimeo.

El origen de la basura marina es diverso. Se estima que el 80% de las basuras marinas son de origen terrestre, provenientes principalmente del turismo costero, alcantarillado, desagües pluviales, ríos, vertederos ilegales y zonas industriales. El 20% restante procede de actividades marinas como la pesca y acuicultura, embarcaciones de recreo y transporte marítimo.

¿Os dais cuenta? ¿Os habéis parado a pensar alguna vez que cualquier objeto que tires por la ventanilla de tu coche puede acabar en el mar? Nosotros sí. En nuestras investigaciones, hemos encontrado todo tipo de objetos procedentes de lugares insospechados. Además, hemos notado un aumento considerable de botellas de agua y refrescos en nuestra ría desde que la autovía fue abierta y, paseando por las vías de servicio, comprobamos como las cunetas están llenas de objetos que acaban en el río Masma y que os mostramos en este vídeo realizado con dron por nuestros colaboradores de Aeromedia Asturias:

Como veis –y es mi defecto–, siempre hablo de mi zona. Pero es normal, llevamos muchos años haciendo jornadas de limpieza y concienciación en ella y, los dos últimos, muestreando las playas, recogiendo y analizando qué tipo de basura llega. Una de ellas es la playa de Altar. Allí desemboca el río y hemos notado como aumentan las botellas de bebidas, presumiblemente arrojadas en la autovía. Y, es que, ya sabéis que cuando se termina una botella –al igual que los geles energéticos, chocolatinas y demás– lo mejor es tirarlo, ya que la naturaleza lo absorbe todo o, al menos, eso creemos.

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Pero no es así. Pensamos que sucede eso porque nunca hemos ido a la playa fuera de la temporada de baños –sé que ésta no es una publicación para ese tipo de público, es más, la mayoría de nosotros deseamos que pase ese periodo lleno de gente, ruido…–. Sólo tenemos que acercarnos a la costa y ver cómo, desgraciadamente, cada día el mar nos devuelve lo que no quiere. Sin embargo, la sociedad sólo es consciente de una pequeñísima parte del problema: de todas las basuras marinas, sólo el 15% vuelve a las costas y playas; otro 15% se queda flotando en las aguas superficiales del océano; y el 70% restante queda atrapado en zonas poco profundas o se hunde en el fondo marino.

Claro, leemos esos datos y pensamos: “Bueno, un problema menos”. ¿Verdad? El problema es que esos residuos no se degradan. Unas veces actúan como “pesca fantasma”, atrapando todo tipo de animales marinos; otras veces se van fragmentando y se convierten en micro o nano plásticos, entrando en la cadena trófica, ya que los animales marinos lo confunden con alimentos. Asimismo, debido a las corrientes marinas, esta basura siempre está en movimiento, lo que daña los lechos marinos y arrecifes de coral. 

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No obstante y a pesar de que a día de hoy nuestros océanos reciben ocho millones de toneladas al año de basura, su procedencia no debe ser nuestra preocupación. Sino que debemos obsesionarnos por un cambio en el sistema en que vivimos. Por ejemplo, ¿consideráis sostenible beber agua embotellada? El agua es un bien natural, un derecho, y, aunque el sistema de consumo nos muestra sus beneficios, nadie habla de que esa botella es sólo reciclable actualmente en un 30% y, lo peor, que los recursos que se usan para fabricarla, a pesar de que su vida útil es de cinco minutos de media, terminarán contaminando la naturaleza durante cien años.

Para conseguir que la basura deje de llegar al mar, debemos empezar rechazando todo tipo de productos envasados en continentes de un solo uso, sin duda un varapalo enorme para los envasadores o, lo que es lo mismo, los culpables de este sistema.

Hoy hemos hablado sólo de plásticos, pero otro día hablaremos de las depuradoras, esas grandes amigas que dejan nuestros trajes de neopreno con olor a caca y que llegan, incluso, a producir enfermedades.

Surfer Rule
info@surferrule.com

Más que surf, olas gigantes y tendencias Surfer Rule, revista de referencia del surf y el snowboard en nuestro país desde 1990, promueve los valores, la cultura y las inquietudes de todos los que amamos los boardsports.

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