SURF RANCH PRO 2019, ¿Y TÚ QUÉ PIENSAS?

La WSL incluye un año más el Surf Ranch Pro en su calendario de eventos del World Championship Tour abriendo el debate sobre si la élite del surf debería incluir olas artificiales en su circuito.

Un “skatepark” para entrenar

Seamos claros, el Surf Ranch Pro es un espectáculo puro y duro. Ver cómo surfistas de la talla de Conner Coffin o Jordy Smith destrozan izquierdas y derechas mecánicas, nunca mejor dicho, es una gozada visual. Engancha. La ola del Surf Ranch está diseñada para que los mejores surfistas del planeta puedan tener un lugar donde practicar una y otra vez los mismos movimientos y por tanto para hacer que crezca y evolucione la disciplina. Las olas artificiales, llámalas Kelly, llámalas Waco, llámalas Wavegarden, son un avance tecnológico que, según mi humilde opinión, van a beneficiar al deporte que más nos gusta sin duda alguna. Llevar el surfing a sitios con pocas o ninguna ola, ofrecer una especie de “skatepark” en el que los competidores puedan entrenar, olas para aprender sin los riesgos del mar, etc… Las ventajas están claras y cualquier argumento que pretenda desmentir o deslegitimar las piscinas de olas artificiales está poniendo trabas a la evolución del deporte. Ahora, como fan espectador de la WSL y principalmente su circuito de categoría máxima, el WCT, tengo que dejar claro que encuentro muchas desventajas en incluir el Surf Ranch Pro en su calendario para el 2019.

Por qué el Surf Ranch Pro no se debe incluir en WCT

Me parece increíble observar a los mejores surfistas del planeta darle caña a la ola más high performance del planeta, ¿a quién no? Pero, lo que pretendo dejar claro y espero que sirva como premisa para iniciar un debate es que, en el circuito de mejores surfistas del mundo, con capacidad para surfear las mejores olas en sus mejores días y con lo que todo esto significa, no se debería incluir un evento en una piscina de olas artificiales bajo ningún concepto. Y a continuación expongo los tres argumentos principales detrás de esta afirmación.

El primer argumento tiene que ver con la emoción como espectador. El ver que en una manga quedan 5 minutos, está plato, tu surfista preferido no tiene prioridad y necesita un 8, hace que sientas emoción e incertidumbre sobre cómo se va a resolver la situación y hace que no despegues la mirada del show. Más de una vez sale una bomba de la nada, alguien hace un take-off sin prioridad y se lleva la manga en el último minuto con una combinación tubo-aéreo que hace que te levantes del sofá flipando. Eso es emoción en estado puro.

Si programas todas las olas del evento y sabes exactamente cuándo va a coger la ola cada surfista de cada manga y cómo va a romper la ola: el nivel de emoción desciende considerablemente. Simplemente no mola esperar 5 minutos entre cada ola sabiendo quién es el siguiente en cogerla, hacia qué lado va, cómo va a romper y qué puntuación necesita para vencer a su rival.


El segundo es que, en mi opinión, no se debería dejar de hacer eventos en olas de calidad mundial (como Cloudbreak) por olas artificiales. Entiendo que las facilidades que tiene organizar un evento en Lemoore, California frente a hacerlo en la diminuta, recóndita y exclusiva isla de Tavarua, Fiji, juegan un papel esencial sin entrar a hablar de patrocinadores, retornos de inversión, etc. Pero, ¿y Lowers? Ha desaparecido del calendario para dar paso a su versión más artificial. No creo que las diferencias entre montar el evento en Orange County o Lemoore, ambas en California, sean tan grandes como para favorecer la ola artificial. El Surf Ranch debería ser el lugar de entrenamiento de los pros, no el estadio donde se midan sus habilidades en una competición de élite. ¿Qué hay de la prioridad, del sitio del pico, del conocimiento de las condiciones, del factor sorpresa del mar, las mangas planas o los re-start?

Necesariamente se están dejando de lado muchos factores esenciales del surfing competitivo si decides llevar el evento a una piscina, en la cual, realmente, lo único que se mide y se juzga es el tamaño del aéreo que hacen todos después de 7 giros y 2 tubos muy similares.


El tercer y último argumento mediante el cual quiero hacer entender que las piscinas de olas artificiales me parecen la bomba, pero que no cumplen los requisitos para celebrar una prueba del WCT, es que son válidas para cualquier otro tipo de evento. Un evento de leyendas, un evento de aéreos, un evento de tubos, un evento de surfing de switch… No se, cualquier clase de evento, menos el circuito mundial con los mejores surfistas competitivos del planeta que están peleando todo el año, en el mar, por conseguir ser el campeón del mundo de surf.

No me parece del todo entendible que una final puntuada con un 18.55 en 4 metros de Teahupoo otorgue los mismos puntos que hacer un 18.55 en el Surf Ranch por hacer los mismos 7 giros que has hecho todo el evento, el tiempo máximo debajo del labio que te permite la ola y un aéreo totalmente mecanizado con una probabilidad de fallo mínima.

Al final el surfista más mecánico va a ganar y esto, bajo mi opinión, no significa que siempre va a ser el mejor surfista del mundo el que gane.  

Foto: world surf league

 

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Mikel Eslava Anoz
mikel.eslava@opendeusto.es
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